Cada vez queda menos para la llegada del mes de mayo, mes por excelencia dedicado a las Comuniones, por eso, cada vez son más los padres que se acercan a mi estudio con la lengua fuera porque quieren terminar ya de hacer todos los preparativos que supone celebrar uno de los días más importantes del niño. En esta ocasión, ya hace varias semanas acudió la madre de Álvaro, que quería que le hiciese a su hijo un bonito álbum de Comunión y unos recordatorios para entregar a sus familiares. Concertamos una cita y apareció este menudodiminuto que hoy os presento. Un niño que además de tener la peculiaridad de un ojo de cada color, era tremendamente encantador y risueño. Además, parecía como si se hubiese puesto un traje toda su vida, porque lo llevaba con soltura y con gracia, y mira que es difícil que un niño de esa edad sepa llevarlo con estilo, pues él sí, ése era Álvaro, parecía que había nacido con él incorporado. De hecho, durante todo el tiempo que estuve fotografiándole no paraba de mirar a la cámara  como si fuese su gran aliada, entregando sus mejores dotes. Su madre y yo no parábamos de reinos, pues estaba entregadísimo.

Gracias Ana por presentarme a esta criatura tan maravillosa que tienes y gracias a ti, amigo, por hacerme el trabajo más fácil y divertido. ¡Hasta pronto!